Tienen todas las cosas su nombre:
ciudad,
casa,
habitación…
Todas las cosas tienen su nombre:
lámpara,
cama,
almohada...
Incluso en la oscuridad,
cuando nadie las ve,
tienen todas las cosas
—bolígrafo,
cuaderno,
poema—
su nombre.
Pero ocurre que seguramente
no lo saben.
1 comentario:
Quizás tú y yo también tenemos un nombre. Lo que ocurre es que entre el rumor de los pájaros suenan demasiado bajo...
Creo que hace mil siglos tuve otro pero no consigo recodarlo...
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