Este milagro podría apagarse.
Podría durar sólo un parpadeo.
Abrir los ojos y que todo hubiera pasado.
Cerrarlos y que jamás hubiese existido.
Y es problable que justo ésa sea la distancia
que media entre siempre y nunca: un parpadeo.
Dentro de un abrir y cerrar de ojos
todo cuanto creemos infinito.
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