miércoles, 29 de noviembre de 2006

Bona nit, Barcelona

Como está cansada de tanta luz,
a Barcelona se le cierran los párpados:
se duerme la ciudad con nosotros dentro.
No parece que nos importe:
seguimos existiendo en su vientre de ballena.
Recorremos su cuerpo tendido,
subimos y bajamos escaleras.
Asistimos a conciertos,
a las tiendas,
a los bares.
Pagamos en efectivo o con tarjeta,
llamamos ascensores,
dejamos mensajes en buzones de voz.
Más que habitantes, somos pasajeros.
Sucedemos a toda prisa.
No nos han dicho cuál es la próxima parada.

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